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Channel: Verso & Prosa
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Natasha Tiniacos

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Poética

Sólo la poesía te bajará las pantaletas
escribe
con punto y coma y con ovarios,
teclea y procura
que el último verso no quede suspendido.



Monólogo interior de un hidrante

Ni el perro que diariamente se inclina
sobre mi costado frío se molesta
en olerme cuando inundo la calle,
los carros no se detienen,
no les inmuta el flujo de la cosa esta
que sueña con la piel y la sustancia.
Pierdo la confianza física,
la frondosidad de mi ser metálico
y me diluyo,
me deshago
enviudando la acera
pues nadie se acerca en fin
a consolar mi llanto
que es como todos los llantos:
torrente contra el fuego.



Mi Esmirna

Los hijos del desarraigo
nacimos
con lágrimas en los pies
y nuestro método de supervivencia es el futuro
aunque la montaña se aleje en la huída
y el océano no nos separe
de los vientres rotos
cuando te arda el pecho
y de tus ojos no desaparezca el paisaje tomado y encendido
sigue la multitud
dispuesta a irrigarse
a temblar como la arena
porque la arena no llora
escapa hacia el asfalto traslúcido
a lenguas en que el temor sólo es amoroso y anhelante
sueña con el último equipaje
corre hasta decir basta
de vuelta a tu
nueva casa
sin que el músculo de la nostalgia te vire.


Pasa el camión

Los lunes pasa el camión de la basura
y se detiene
a recoger mis restos.
Sospecho que
entre la grama
hay hormigas así
que vienen a buscar
mi diario desperdicio
y algunas nunca logran acercarse.

Celebro cuando el aseo,
puntual a su faena,
irrumpe la calma de la cuadra
y sacude las casas con su ruido.
Admiro el anuncio de sus frenos,
liberación de la mugre y el pasado.

¿Cómo harán las hormigas
para invadir mi silencio
y acopiar a escondidas
mi derribo?
¿Qué cosa útil
llevarán sobre sus cuerpos
si en cada gramo de herrumbre
fallezco poco a poco?.




Natasha Tiniacos. 1981, Maracaibo, Venezuela. Estudió una maestría de literatura hispanoamericana y comparada en la Universidad de Carolina del Sur, EE.UU. La editorial La Cámara Escrita ha publicado Historia privada de un etcétera (2011). Equinoccio, de la Universidad Simón Bolívar, publicó Mujer a fuego lento (Primer Premio Nacional Universitario de Literatura). En 2010 recibió una beca de la fundación Frank Ténot para realizar una residencia artística en el centro de arte CAMAC, Marnay-Sur-Seine, Francia. En 2011 lleva a cabo un proyecto audiovisual como residente en el Centro d ‘Art La Rectoria, Barcelona, España. Sus poemas y traducciones han aparecido en diferentes medios, destacando entre ellas la revista Quimera. Actualmente se dedica a la corrección, traducción e investigación de literatura latinoamericana.
Contacto:

ANDREA CASTILLO

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Instrucciones para una maleta sin viaje, en tres actos.

I

Me hablan de tu fantasma
De las noches que haces despertar al sol
Para girar la tierra a tu antojo
¡Y digo que no quiero!
Abro mi maleta para empacarte como a mis abrigos y botas
Junto a la artesanía de un lugar en donde las banquetas
Dibujan las sombras de los atardeceres
Para hormigas paseantes como nosotros
(Devoradoras de hojas como nosotros)

II

Me pongo encima al fantasma que te envuelve
Para sentirte cerca
Y no preguntarte desde dónde debería sitiarme lejos de tu pasado
Que no sabe seleccionar mudas de ropa, ni de recuerdos
Que le permite escampar a las nubes
Y retirarse, sin intentar jamás quedarse a recoger los ríos desbordados
El lodo en los zapatos
Y los pequeños charcos que deja tras de ti niños felices.

Es de día y se agita inquieto el avión de papel que lanzaste
Desde las azoteas de la ciudad más pálida de este continente
Desde donde te arrojas sin cesar
Como el sol se arroja dentro del día.

III

Para seguirte, constantemente y sin anestesia
Me metí dentro de tu maleta sin viaje y sin destino
Sigilosa y doblada
Me muero por asfixia
Sepultada bajo una montaña de ropas
Que jamás te pones.


                                    
Desaparecen las palabras 

Si el mutismo fuera la única realidad del amor
Posiblemente las palabras encontrarían la manera de alcanzarnos
Podrían convertirse en aves grises
Que regresan con los ojos repletos de amaneceres
Enquistarse en la tristeza del mar y sus despedidas
O transmutar en un hombre cualquiera 
que grita 
tras las murallas de un laberinto en ruinas (del cual no intenta escapar) 

Ser sólo la agonía de unas hojas en blanco que arrojamos con furia
desde lo más alto de una encina
y que las miradas llenan de tinta azul
como los dedos fríos de las noches

Podrían ser simplemente, aquel túnel por donde se escurren los minutos
Y en la bifurcación:
...............................Aquel tramo del camino que no lleva a parte alguna.

Si las palabras fueran sólo un momento imposible de los labios
No tendría reparo en olvidarme para siempre de ti

Pero no hago bastante al ocultarlas
Tampoco al decirlas.



Queda la sed

Queda la sed
O la quietud de unos pasos que se alejan sin moverse
Queda la necesidad atroz de abrocharse las angustias al cuerpo
De no quedar desnuda y azorada
De procurarle oporto a una copa rota

Desde ésta no se puede beber más que otra sed
Una palabra
Un gesto
Algún adiós.

Andrea Castillo. 1986. Ica, Perú. Licenciada en psicología, poeta y escritora en ciernes, tiene dos libros aún inéditos. Ha participado en diversos festivales nacionales e internacionales. Textos suyos aparecen en las antologías Algo de cierto, Ica selección poética(Lustra editores, 2007); Convergencias: Muestra de poesía contemporánea(Editorial Río Negro, 2012); Poetas en la arena. Antología de poesía iqueña (Fondo de la Biblioteca Abraham Valdelomar, 2017).
Contacto:

Poema

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Avanzada

Quizá sea necesario soltar
algunas cuerdas
desechar todo ansiolítico
q repite el fracaso
ir moviéndose al filo
de un puñal invisible
o quizá quemarse
lentamente
desnudo en algún fuego
como una ofrenda de sangre
para los fantasmas
de siempre
volver a ser
el grito enhiesto
y solitario
de un animal salvaje.

© Dylan Forrester

Natasha Tiniacos

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Poética

Sólo la poesía te bajará las pantaletas
escribe
con punto y coma y con ovarios,
teclea y procura
que el último verso no quede suspendido.



Monólogo interior de un hidrante

Ni el perro que diariamente se inclina
sobre mi costado frío se molesta
en olerme cuando inundo la calle,
los carros no se detienen,
no les inmuta el flujo de la cosa esta
que sueña con la piel y la sustancia.
Pierdo la confianza física,
la frondosidad de mi ser metálico
y me diluyo,
me deshago
enviudando la acera
pues nadie se acerca en fin
a consolar mi llanto
que es como todos los llantos:
torrente contra el fuego.



Mi Esmirna

Los hijos del desarraigo
nacimos
con lágrimas en los pies
y nuestro método de supervivencia es el futuro
aunque la montaña se aleje en la huída
y el océano no nos separe
de los vientres rotos
cuando te arda el pecho
y de tus ojos no desaparezca el paisaje tomado y encendido
sigue la multitud
dispuesta a irrigarse
a temblar como la arena
porque la arena no llora
escapa hacia el asfalto traslúcido
a lenguas en que el temor sólo es amoroso y anhelante
sueña con el último equipaje
corre hasta decir basta
de vuelta a tu
nueva casa
sin que el músculo de la nostalgia te vire.


Pasa el camión

Los lunes pasa el camión de la basura
y se detiene
a recoger mis restos.
Sospecho que
entre la grama
hay hormigas así
que vienen a buscar
mi diario desperdicio
y algunas nunca logran acercarse.

Celebro cuando el aseo,
puntual a su faena,
irrumpe la calma de la cuadra
y sacude las casas con su ruido.
Admiro el anuncio de sus frenos,
liberación de la mugre y el pasado.

¿Cómo harán las hormigas
para invadir mi silencio
y acopiar a escondidas
mi derribo?
¿Qué cosa útil
llevarán sobre sus cuerpos
si en cada gramo de herrumbre
fallezco poco a poco?.




Natasha Tiniacos. 1981, Maracaibo, Venezuela. Estudió una maestría de literatura hispanoamericana y comparada en la Universidad de Carolina del Sur, EE.UU. La editorial La Cámara Escrita ha publicado Historia privada de un etcétera (2011). Equinoccio, de la Universidad Simón Bolívar, publicó Mujer a fuego lento (Primer Premio Nacional Universitario de Literatura). En 2010 recibió una beca de la fundación Frank Ténot para realizar una residencia artística en el centro de arte CAMAC, Marnay-Sur-Seine, Francia. En 2011 lleva a cabo un proyecto audiovisual como residente en el Centro d ‘Art La Rectoria, Barcelona, España. Sus poemas y traducciones han aparecido en diferentes medios, destacando entre ellas la revista Quimera. Actualmente se dedica a la corrección, traducción e investigación de literatura latinoamericana.
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Frases sobre Poesía

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Son muchos los autores que han expresado su parecer sobre un tema tan inasible como la poesía. A continuación una breve muestra de las expresiones que considero más acertadas. Buen provecho.

"Hay una única forma de entrar en la poesía, y es estar adentro". Roberto Juarroz.

 - "La poesía es el lenguaje por excelencia, es el arte de decir lo que no puede decirse". Alan Watts.

- "El poeta auténtico escribe para sí, y por ello escribe para todos. El escritor de consumo escribe para un arquetipo, y por eso no escribe para nadie. Porque la poesía no es un discurso sino algo que nos sucede". Guillermo Boido.

- "Yo sé que la poesía es imprescindible, pero no sé para qué". Jean Cocteau.

-"La poesía siempre es lo otro, aquello que todos ignoran hasta que lo descubre un verdadero poeta". Oliverio Girondo.

- "La poesía es el sentimiento que le sobra al corazón y te sale por la mano". Carmen Conde.


- "Muchos van hacia la verdad por los caminos de la poesía; yo llego a la poesía, por los caminos de la verdad". Petrus Jacobus Joubert.

- "No tengo nada que decir, y lo estoy diciendo, y esto es poesía". John Cage. 

- "En el fondo, un poema no es algo que se ve, sino la luz que nos permite ver. Y lo que vemos es la vida". Robert Penn Warren.

- "La poesía se escribe cuando ella quiere". José Hierro.

- "Sigo pensando que es otra cosa la poesía: una forma de amor que sólo existe en silencio, en un pacto secreto entre dos personas, de dos desconocidos casi siempre". José Emilio Pacheco.

- "Erotismo y poesía: el primero es una metáfora de la sexualidad, la segunda una erotización del lenguaje". Octavio Paz.

- "No puede hallarse poesía en ningún lado cuando no se lleva dentro". Joseph Joubert.

- "La corona de la literatura es la poesía, es su fin y el objetivo, es la más sublime actividad de la mente humana, es el logro de la belleza y delicadeza.  El escritor de la prosa sólo puede hacerse a un lado cuando el poeta pasa". William Somerset Maugham.

-"La poesía no tiene temas, sino estados de ánimo". Julia Uceda.  

- "La poesía no tiene tiempo, el que la lee la rescata, la hace presente y luego la regresa a su eternidad". Doménico Cieri Estrada.

- "El hombre sordo a la voz de la poesía es un bárbaro". Johann Wolfgang Goethe.

- "La poesía es una emoción cuando ha encontrado su pensamiento y el pensamiento ha encontrado las palabras". Robert Frost.

- "Todas las cosas tienen su misterio, y la poesía es el misterio que tienen las cosas". Federico García Lorca.

- "La poesía es la revelación de un sentimiento que el poeta cree que es interior y personal y que el lector reconoce como propio". Salvatore Quasimodo.

- "Los poemas nunca se acaban,  solo se abandonan". Paul Valery. 

- "Hay que guardarse de los numerosos libros que contienen versos, ya que son libros de pura magia". Roger Bacon.

- "La poesía no es un arte, ni una rama de arte, es siempre algo más". Joseph Brodsky.

- "La poesía es como el amor, ambos escriben el poema en que me voy convirtiendo". Dylan Forrester.
 

Poema

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Nairobi

Nairobi duerme
su cuerpo derramado
es un canto impronunciable
entre las sábanas
despertando la quietud
de ciudades devastadas
bajo sus pies
y un leve bostezo
de ángeles invisibles
trasnochados por la vigilia
afuera la ciudad
es otro felino lento
huyendo de su sombra
Nairobi duerme
sobre su piel rendida
palpitan manantiales
mariposas nocturnas
y díscolos
pájaros de humo
entre jardines
dócilmente cerrados
y prohibidos
tocarla es despertar
lobos azules bajo la luna
como quien penetra
el ávido resplandor
de la penumbra
y de pronto
hay un frágil alboroto
de flores silvestres
y frutos desnudos
esparcidos en su lecho
bosque tibio
de pétalos y niebla
madriguera salvaje
deshojada por la noche
Nairobi duerme
y desde aquí
los rincones de su habitación
prolongan la marea
del amanecer
hacia otra orilla
de arena y espuma
propicios para el naufragio
pero ella duerme
ajena al tiempo
y a los espectros insólitos
del mundo que perturba
atravesando mi desvelo
y el leve murmullo
distante de su sueño
ignora que me deja este poema.

© Dylan Forrester
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